El agua sí tiene sabor y depende de su dureza
Aunque siempre nos han dicho que el agua no tiene sabor, esto no es así. ¿Cuántas veces te has ido de vacaciones y has comprado agua embotellada para pasar esos días? Seguramente lo habrás hecho porque el agua de la llave no te sabe bien o la notas diferente. Esto te ocurre por un motivo muy simple: el agua sí tiene sabor, y ese sabor depende de su contenido en esas sales minerales de las que hemos hablado. Notarás que algunas aguas son más insípidas y otras tienen sabores muy intensos.
Aquellas aguas envasadas que indican «de mineralización fuerte» en su etiqueta tienen unos sabores más intensos. ¿Tú estás buscando agua embotellada con un sabor suave? Entonces, a la hora de hacer el mercado, lo mejor es que te fijes bien el su etiquetado y te decantes por aguas de mineralización muy débil.
El agua embotellada tegno surge un agua de muy bajo residuo seco, lo que hace que entre en la categoría de mineralización muy débil. Un agua que, en su sabor y su sensación en boca, es refrescante y de sabor suave.
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